Las pantallas en particular la televisión y el cine se han convertido en medios masivos, porque pueden contar historias y el espectador llega sin percatarse, a una manera de encuentro con el mundo que no se puede comparar con ninguna experiencia vivida anteriormente. 

 

Pero ¿qué pasa cuando las escenas saltan de una a otra sin un tiempo real?, tiempo que normalmente uno toma para pensar y tomar fuerzas.

 

En este caso saltamos de una emoción a otra sin poderlas procesar, esto tiene consecuencias para el espectador, que es arrastrado de un estado de ánimo a otro sin ninguna transición, ya que esto no dura más que un cambio de imagen, es decir fragmentos de segundo, provocando con el tiempo un efecto insensibilizante.