Posiblemente una de las situaciones de mayor relevancia y preocupación, es el impacto del azúcar sobre el comportamiento humano. Recordamos que evidentemente la “gasolina” específica para el cerebro es la glucosa, y cuando está glucosa se presenta en niveles exagerados, en niveles hiperglucémicos, indudablemente altera el normal funcionamiento del sistema nervioso. Todo padre recuerda como un niño que llega a una fiesta, después de unas dos o tres horas que ha consumido grandes cantidades de azúcares, prácticamente se comporta como un antisocial, y es que evidentemente el azúcar puede causar hiperactividad, ansiedad, falta de concentración y mal humor principalmente en los niños.

 

Las cosas que están ocurriendo ahora están mal orientadas y mal manejadas, por ejemplo, la hiperactividad en los niños manejaba con ritalina, en vez de darnos cuenta que detrás de estas alteraciones está lo que han llamado el veneno blanco, el azúcar.