Si pensamos en el azúcar como un químico refinado, indudablemente tendrá que tener algún tipo de efecto metabólico, tendrá que influir sobre las funciones y sobre el metabolismo de nuestro paciente. Vamos a tratar de revisar algunas de las evidencias bibliográficas presentadas, que nos demuestran como efectivamente y evidentemente el azúcar refinado puede alterar algunos parámetros metabólicos del paciente. Por ejemplo, aumenta los niveles de glucosa en la sangre, mucho más alto que los hidratos de carbono complejos y no solamente lo hace más alto, sino que además lo hace más rápido, tal como fue publicado en el American Journal of Clinical Nutrition. Cuando se nos habla de los efectos del azúcar en los índices de glucosa y en la tolerancia que podríamos tener en los humanos. Además, el azúcar aumenta los triglicéridos, reduce severamente la lipoproteína de alta densidad y tiene un impacto de gran importancia sobre lo que sería la función del propio metabolismo.

 

El azúcar influye de manera negativa en el metabolismo del paciente, alterando muchos de los valores que pueden ser medidos en sangre y que nos muestran al azúcar como una toxina con evidencia.