El azúcar implica un impacto de importancia a nivel de lo que sería alteraciones en el sistema digestivo, básicamente porque este comestible genera problemas inflamatorios y altera significativamente al sistema digestivo, llevándonos entonces a problemas que vamos a analizar detenidamente. El primero que veríamos es que el azúcar es el enemigo número uno de la evacuación intestinal, al consumir azúcares y harinas refinadas, estamos entonces favoreciendo el estreñimiento. Evidentemente retarda el tiempo de tránsito a través del tracto gastrointestinal y esto puede ser un factor que por ejemplo favorece la disbiosis, favorece la absorción y la toxicidad a partir del propio intestino.

 

Desde la neurobiología, el consumo de azúcares refinados aumenta el deseo constante por consumir alimentos.