Frecuentemente encontramos un aspecto dicotómico, que algunos pacientes sometidos a estrés engordan y otros pacientes sometidos a estrés enflaquece. Esto también lo podemos encontrar en muchas de las referencias bibliográficas que nos hablan de estrés como un factor promotor o un factor inhibidor en el caso de la obesidad. Para tratar de dilucidar esta situación vamos a ver cómo el estrés crónico, la dieta y los cambios en la señalización simpática conducen a la obesidad y el síndrome metabólico. Nos daremos cuenta que evidentemente, dependiendo de cuál sea la situación de la expresión y la manifestación dirigida a través del sistema nervioso o vegetativo, podrá generar en unos pacientes la tendencia a la obesidad y en otros pacientes la tendencia a la pérdida de peso.

 

La estimulación de estos receptores en las células endoteliales y la grasa, estimula la angiogénesis, estimula la adipogénesis, conduciendo a un crecimiento de grasa preferiblemente a nivel abdominal.